domingo, octubre 08, 2006

A mi padre...!!!! y en homenaje al escritor Adolfo Anguiano Valadez.

Ayer hubieras cumplido años!!!!. Cómo te extraño!!. Es un dolor que solo yo conozco. Ese dolor que a doce años de distancia parece imborrable. No puedo dejar de pensar!!!. Mi mente como siempre dando vueltas!!!, sin descansar. Sola, solitaria. Como siempre y hasta el final.


HORA DE PARTIR

Llegará el día en que te diga:

Señor…

Estoy presto a partir,

mi nave hace agua

y sus velas otrora

erguidas y airosas

vencidas por los vientos

llegaron no obstante

al puerto, arribaron

victoriosas pero inermes

a los vientos, cancinas

las sienes,

sus mástiles erectos

y firmes

ostentan del tiempo

las recias sacudidas,

y no son lo que antaño

el baluarte que resistiera

las tormentas y embates

de rugiente mar y bravío oleaje

No te digo que soy en derrota.

-No. Esta espiga, esta frente

se levanta ante el viento

y persigue del sol

las rutas y atrapa de las brújulas

los arduos caminos

para alzar sobre su proa

ambiciones veleras…

¡No! Que no se diga que arrastro

un fardo en el fondo,

sino que ligero a pesar

de los huracanes,

puedo elevar de mis labios

esta plegaria:

¡Señor, aquí están mis manos,

sembré tu semilla

y los frutos esplenden

de los retoños sus mies!

Ahora ya puedes cortar

de esta caña

la savia que le sustenta,

su quilla ha tocado

los puertos de la esperanza,

y hoy llega por fin

hasta Ti…

y dice:

Padre, mis manos están limpias

gracias a Ti,

mi cuerpo se ha sostenido a flote

contra las mareas y vientos,

¡Gracias a Ti!

¿Qué puedo pedirte?

Si Tú me has dado la vida

y ésta, enriquecida,

vuelve a Ti…

Señor, es tiempo de partir.

-No lo digas-

Que en mi cordaje musita

el viento, y ya lo he oído…

Ésta es mi respuesta:

Cuando Tú lo desees,

esta nave, carabela,

historia, estrella

que Tú encendiste y guiaste,

aunque torpemente, respondió…

ha dejado una estela, que,

tengo la esperanza, realice

lo que mi empresa

apenas esbozó…

De todo lo que hice,

quizá una breve oración,

esta sencilla prez,

quede temblando en los aires

después de mi partida

y brille en otra espiga

dando gracias, en labios

de mi descendencia,

y cantando en loor a Ti

la íntima oración…

-Toma pues esta nave,

no en derrota,

que llega al puerto,

no vencida,

que ha cumplido

el término de su viaje…

Y te ofrece lo mejor que tiene,

una plegaria que dice:

¡Gracias por todo, Señor!


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